27 nov 2015

Alces y osos en Algonquin Park: Un parque cuya naturaleza salvaje te deslumbrará




Algonquin Park es un santuario de la naturaleza a pocas horas de la ciudad que nunca te defraudará si vas en busca de animales salvajes y naturaleza en estado puro. Un lugar que fascina en cualquier época del año, con sus imponentes bosques de coníferas y sus eternos paisajes de arces, lagos, ríos y colinas que en invierno se visten de blanco y en otoño atrapan con su paleta de fascinantes colores. Un destino de una belleza sin igual que ha inspirado canciones, películas y el trabajo de renombrados artistas como lo fueron Tom Thomson junto con los miembros del Grupo de los Siete, quienes inmortalizaron en sus obras estos paisajes de ensueño.







 Se trata del Parque Provincial Algonquin, el más antiguo y famoso de Ontario y uno de los más grandes de Norteamérica. Situado a unas tres horas al norte de Toronto, es el lugar ideal para los amantes de la naturaleza, de la aventura y de la vida libre, y un excelente destino para viajar en familia en lo que resta del otoño.
 

Para visitarlo tienes dos opciones: entrar por la entrada este u oeste a lo largo de la autopista 60 que cruza todo el sur de este a oeste. En ambas entradas tienes que comprar el pase que cuesta para una familia de 4 miembros unos 16 dólares y te vale para el día o varios días si te alojas en los campings dentro del parque. 
Si vienes de Ottawa la entrada este es ideal para buscar alojamiento. Las veces que estuvimos en este parque nos alojamos en el East Gate Motel que es bastante económico y muy próximo a la entrada del parque. No hay apenas hoteles en esa zona y los que hay son caros.


 Este parque, formado por efectos de la erosión y la glaciación, fue originalmente habitado por aborígenes que llegaron aquí en busca de comida. En 1893, fue establecido como un parque público, centro de salud y lugar de esparcimiento para los pueblos de la provincia. Hoy, es uno de los destinos canadienses más visitados y una de las joyas más preciadas de este país.


Si bien Algonquin es un destino para cualquier época del año, recomendamos visitarlo en otoño, cuando los árboles cambian su follaje y las hojas cambian de color antes de caer. Las tonalidades son muy variadas y van desde el rojo hasta el amarillo del final del otoño.


En la entrada además le facilitarán un boletín del parque mapas, información respecto de los senderos, los atractivos del parque, alojamiento, áreas de camping, áreas de picnic y todo lo que necesita saber para sacarle el mayor provecho posible a su visita.

Exhibición de fauna en el centro de visitantes
Foto tomada de www.fractionsoftheworld.com

Hay muchos senderos a pie y rutas en canoa a lo largo del parque pero si vas con niños y no por mucho tiempo te recomendamos algunos que, dependiendo de las fuerzas, puedes hacer sin problemas y con grandes posibilidades de observar fauna salvaje.  

    

El más popular es el Mizzy Lake donde atraviesas diferentes paisajes con muchas opciones de ver alces.  Te llevará unas cuatro horas hacer el sendero completo pero merece la pena. Nosotros lo hicimos dos veces porque la primera vez no conseguimos ver animales y la segunda vez nos fuimos muy temprano, casi amaneciendo y los paisajes eran de película:

















Aunque lo cierto es que en Algonquin Park puedes encontrarte alces con frecuencia cruzando la carretera, especialmente en primavera cuando se acercan a ella buscando la sal de las cunetas. 


 


La verdad es que es muy peligroso que se te cruze un alce porque pueden ser animales muy grandes. Nosotros vimos varios alces comiendo en los bordes de la carretera donde estaba el agua encharcada. Los alces son herbívoros y lo que más les gusta es comer hierba en los humedales. 


 




A nosotros no sólo se nos cruzó un alce un día sino incluso un oso negro!  Este último iba bastante asustado y cruzó corriendo pero nos dío tiempo a sacar la cámara:







Los paisajes en Algonquin Park son muy variados ya que puedes pasar en el mismo sendero de un bosque cerrado a un lago precioso rodeado de abetos y más tarde pasar por una plataforma de madera sobre una charca.

















Además de alces y osos puedes ver, con más frecuencia, zorros rojos canadienses y en menor medida ciervos ya que éstos últimos suelen no coincidir con los alces. No parece que se lleven bien.

 


Otros senderos que son muy bonitos son por ejemplo el del Lookout trail que culmina en un mirador precioso:





 
Otro sendero que gustó a mis hijos fue el Two Rivers y más tarde hicimos el Booths Rock.









Hay otro sendero que se llama Beavers Pond donde puedes apreciar las obras de ingeniería de los castores, uno de los animales más representativos de Canadá e icono nacional. En un país donde hay tantos lagos y tantos bosques con árboles es normal que el castor sea el rey de los mamíferos. Nunca le faltaerá madera para comer y lagos donde vivir. Es difícil verlos fuera del agua por razones obvias, pero con mucha frecuencia ves señales de su presencia en los inmensos diques que construyen y cómo cortan los árboles: 




En esta foto se ve la cabeza y la cola del castor en el agua 
 
Así de fácil talan árboles los castores ;)

Si el amanecer te regala paisajes de cuento en Algonquin Park,  los atardeceres no se quedan atrás con los pinos y abetos con un cielo multicolor de telón de fondo:








  
Arboles gastados por los roces de los cuernos de los alces


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